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No me hice rico... pero gano pasta

y aquí ando

Cuando desperté todo había cambiado

Cuando desperté todo había cambiado

El despertar en la habitación del hospital lo recuerdo vagamente. Sólo sé que me llevaron a la cuarta planta.Estaba demasiado aturdido por los fármacos como para saber, siquiera, dónde me encontraba en realidad. Lo único que recuerdo de aquella mañana con cierta nitidez es el momento en que quise mover las piernas para cambiar de postura en la cama. Fue un día o dos después de que me operaran. La noche la había pasado con dolores, sin poder conciliar el sueño más de un par de horas. Fue al despertar, por la mañana, cuando me di cuenta de mi estado: ni los muslos, ni las rodillas, ni los dedos de mis pies respondían, como si la mitad de mi cuerpo se hubiera evaporado mientras permanecía medio adormilado.

Me entró tanto miedo que fui incapaz de levantar la sábana y mirarme las extremidades. Hice todo lo posible para no pensar en lo peor. Me venían a la cabeza los casos de hombres y mujeres, algunos con problemas similares al mío, otros por causas estéticas, que en los últimos años salieron mal paradas de los quirófanos o incluso perdieron la vida cuando lo único que deseaban era recobrar la salud o la belleza. Por eso, en un primer momento, me aferré como a un clavo ardiendo a la idea de que la parálisis de mis piernas se debía a un efecto tardío de los medicamentos.

Así, día tras día, semana tras semana. Nunca, desde que salí del quirófano, me han dicho la verdad.

Lo que yo te diga

Lo que yo te diga


“Lo peor de la ignorancia es que..
a medida que se prolonga en el tiempo, adquiere confianza”.

Que me den

Que me den

Hoy no tengo ganas de escribir, en realidad hace días que no me apetece, ni esto, ni nada. Mi chica me ha mandado a tomar por culo. Bueno, ni siquiera era mi chica, sólo una “amiga” -puto vocablo dual- que tintaba un poco de felicidad mi vida de mierda.

En fin, la vida sigue, hoy me llamó y quizá volvamos a vernos, aunque me ha especificado que  “sin pretensiones” – puta suspicacia –, sólo para charlar. Así que no es que me haya roto el corazón, sino que va a desmigajármelo lentamente a golpe de atenciones amistosas. Es lo que tiene mi condición, que nadie quiere hacerme daño para no hundirme aún más – putas apariencias –, y al final los malos tragos se eternizan en una espiral de quiero y no puedo.

Quizá pase de verla, así la liberaré de su cargo de conciencia. O quizá no, quizá quede con ella lleno de pretensiones, y me lleve una hostia bien merecida. Después de todo, como digo siempre, hay que arriesgarse a morir para sobrevivir.

Ah, y paso de hablar de pasta hoy, bueno, sí, que me he fundido el dinero de la pensión de este mes y estamos a 14. Vamos, una mierda.

No quiero ser rico, pero sí salir adelante

No quiero ser rico, pero sí salir adelante

Bueno, hoy empiezo un nuevo proyecto. He leído por ahí que cuando ayudas a los demás, al final, la ayuda acaba volviendo a ti.

¿Sabéis? Ha sido como una revelación. Llevo seis años recibiendo ayuda de todos los que me rodean, y creo que ya es hora de invertir el proceso. A partir de hoy, voy a intentar hacer llegar, a otros como yo, todo lo que voy aprendiendo, y compartiré con quien me lea cuanto me mueve en esta puta vida. Y eso que, aunque no lo parezca, a mí me trata bien.

En el terreno económico, Internet me va manteniendo. Así que empezaré por ahí. Aparte de esto, y de la historia de mi vida entre cuatro paredes, no tengo mucho más que dar a los demás. Me saco dinerillo aquí y allá, y poco a poco iré contando cómo genero ingresos, de mayor a menor, por si a alguien le sirve. Ya te digo, yo no me hice rico, pero me voy sacando pasta. 

En fin, por si alguien se asoma, bienvenido.

Un saludo.