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No me hice rico... pero gano pasta

Cuando desperté todo había cambiado

Cuando desperté todo había cambiado

El despertar en la habitación del hospital lo recuerdo vagamente. Sólo sé que me llevaron a la cuarta planta.Estaba demasiado aturdido por los fármacos como para saber, siquiera, dónde me encontraba en realidad. Lo único que recuerdo de aquella mañana con cierta nitidez es el momento en que quise mover las piernas para cambiar de postura en la cama. Fue un día o dos después de que me operaran. La noche la había pasado con dolores, sin poder conciliar el sueño más de un par de horas. Fue al despertar, por la mañana, cuando me di cuenta de mi estado: ni los muslos, ni las rodillas, ni los dedos de mis pies respondían, como si la mitad de mi cuerpo se hubiera evaporado mientras permanecía medio adormilado.

Me entró tanto miedo que fui incapaz de levantar la sábana y mirarme las extremidades. Hice todo lo posible para no pensar en lo peor. Me venían a la cabeza los casos de hombres y mujeres, algunos con problemas similares al mío, otros por causas estéticas, que en los últimos años salieron mal paradas de los quirófanos o incluso perdieron la vida cuando lo único que deseaban era recobrar la salud o la belleza. Por eso, en un primer momento, me aferré como a un clavo ardiendo a la idea de que la parálisis de mis piernas se debía a un efecto tardío de los medicamentos.

Así, día tras día, semana tras semana. Nunca, desde que salí del quirófano, me han dicho la verdad.

2 comentarios

Tu hermana -

HOy tienes un día marrón, pero mañana seguro que vuelves a verlo todo con tu optimismo habitual. Animo, que tu familia está contigo

Tautina -

Mi querido Pedro, puedes coger todas las fotos que quieras sin pedirlas, ya lo sabes tú.
Y a ver si nos cuentas cosas alegres, bicho, que cualquiera que no te conozca diría que andas de bajón. Con lo golfo que tú eres.
Un besazo feo.